Las empresas en crecimiento, que prevean que van a superar los límites establecidos en un futuro próximo, podrían realizar una auditoría de carácter voluntario antes de tener la obligación de hacerlo. Cuando se lleva a cabo por primera vez una auditoría, es habitual que surjan ajustes o deficiencias que se pueden solventar y resolver de forma gradual. También debe suministrarse mucha información al auditor, en algunos casos de años anteriores, que es conveniente que esté documentada, preparada y ordenada.
El informe de auditoría, cuando tiene carácter voluntario, no tiene por qué acompañar a las cuentas anuales que se depositan en el Registro Mercantil, por lo que no es público ante terceros. El auditor plasmará sus conclusiones y opinión, fruto del trabajo realizado y la empresa tendrá la posibilidad de implantar las mejoras y criterios contables adecuados para el siguiente ejercicio y tener un informe con opinión favorable en el momento en que tuviera que depositar sus cuentas junto con el informe de auditoría.
Las empresas en fase de crecimiento dedican sus recursos a crecer y desarrollarse y no tanto a los procesos de control interno ni administrativo. Es recomendable que llegado cierto tamaño se contraten los servicios de un auditor para revisar las cuentas anuales y así ganar en transparencia y cumplimiento con la normativa.
Anticiparse a la obligación permite optimizar mejoras para un futuro.