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La auditoría de cuentas desempeña un papel esencial en la financiación de las empresas, el desarrollo de los mercados de capitales y la promoción del crecimiento económico. La auditoría surge, por tanto, con una doble finalidad:

  1. Para reducir (ex post) los posibles perjuicios económicos derivados de un fraude contable.
  1. Para incentivar (ex ante) que, en beneficio de la economía en su conjunto, los inversores, socios y/o prestamistas no sean “reacios” a la concesión de financiación con recursos propios y/o ajenos, o, en su caso, puedan conceder esta financiación a condiciones menos onerosas que las que se exigirían en un mundo con mayores asimetrías de la información.